Descubrí el primer blog de moda, cuando apenas terminaba el colegio y buscaba ideas para un vestido de promoción, porque no me gustaban los que vendían en las tiendas de aquí, y me topé con Agathe de Stylebytes. Tenía un blog con imágenes geniales de su vida diaria y estilo, mostraba trabajos de diseñadores independientes y nos mostraba cómo fabricar en casa ciertos accesorios.
En los posts dejaba entrever parte de su vida personal. Era 2007 y desde la pantalla, la veíamos feliz, recién casada, con 10 000 visitas al día, viviendo con un chanchito de mascota y su esposo fotógrafo que captaba sus mejores ángulos. Para muchos, la vida perfecta. Con el tiempo, solo un capítulo.
Tras un post que decía que se iba a Estocolmo y volvería con imágenes para compartir, no supimos más de ella. Desapareció. Decenas de blogs dedicaron posts a especular sobre su paradero. En los comentarios, las personas le reclamaban que vuelva. No tardó en aparecer un artículo que aclaraba la situación. Agathe volvió de Estocolmo y su esposo no estaba más. No se encontraba exactamente en el humor para postear.
En esa época, no había muchas blogueras de moda. Su ausencia se sintió. Agathe compraba ropa de segunda o de tiendas accesibles. La industria de la moda no se había acoplado a la dinámica blogger y no les ofrecían envíos de cortesía a cambio de textos promocionales. Lo que le veíamos puesto era genuinamente de su elección. Era ella y quien ella elegía ser cada día. Así como ahora, luego de varios años (de haberse rapado y tatuado) decidió abrir "The Utopian", para explicar cómo "dejó de tener miedo" y decidió dejar de estar en el "sistema". En fin. Ese es otro tema.
Recordar el 2007, me hizo pensar en cuánto las cosas han cambiado. Las redes sociales y las estrategias de venta en línea son solo una parte de la transformación que ha sufrido la esfera fashion blogger. La privacidad también ha adquirido nuevos límites, el público quiere saber donde estuvieron de fiesta Rumi Neely y Bryan Boy, igual como en su momento todos quisimos saber qué fue de Agathe, solo que ahora ellos te dan los pormenores de qué usaron (y de qué marca) y cómo entraron (y quién los invitó). Es un límite difuso el establecido entre su vida real y la de blogger, en el cual el diseño de modas termina teniendo un espacio muy flaco, pues, al parecer, poco o nada terminan importando las prendas.
No quiero idealizar, es solo que hace unos años, justo cuando la aparición de los blogs se auguró como un móvil de la libertad de expresión, me era mucho más claro el rol voluntario, informativo e inspirador del bloguero de moda y estilo.
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